Para comenzar debo introducirme, mi nombre es Dayan, actualmente
tengo 20 años y la historia que contare a continuación ocurrió cuando
tenía unos 16 años. Me encontraba culminando mis últimos años de
bachillerato y me iba muy mal, académicamente hablando. Debido a que mi
año escolar estaba peligrando mi mamá opto por contratar a un joven para
que me diera clases personalizadas todas las tardes en la casa.
Aquel joven, al que llamare “David” era blanquito, siempre tenía una
barbita “perfecta” de unos 3 o 4 días, alto, aunque midiendo 1.60 casí
cualquiera es más alto que yo. Delgado y con una sonrisa encantadora.
Tenía unos 22 años y estudiaba Ingenieria en la UCAB, daba clases
particulares para ayudar a sus padres a pagarse la carrera.
Aquel chico era bastante agradable, y sobre todo paciente en las
clases que me daba, después de unas semanas mi mamá aprovechaba el
tiempo en el que él estaba en la casa para salir a hacer las diligencias
que le salían, así que por lo general tendiamos a quedarnos solos.
Admito que al principio solo lo veía como un chamo agradable,
atractivo sí, pero nunca llegue a verlo con otros ojos. Pero al pasar de
los días me iba compenetrando más y más a su chispa y el “ángel” que
parecia rodear todo lo que hacía.
Como no había dejado muestras de algún tipo de desviación sexual yo
empece a utilizar tácticas sútiles para ver si podía tenerlo más y más
cerca. Le pedía que me explicara una y otra vez ejercicios para que se
acercara y los hiciera él mientras yo lo veía, hacia que nuestras
piernas o brazos rozaran “accidentalmente” y lo miraba fijamente en
muchas ocaciones para ver si hacia que David se molestara.
Una tarde l calor era insoportable y mi mamá había bajado a hacer
unas cosas en Caracas en casa de una tía así que estaba seguro que no
iba a llegar temprano, así que lo recibí en shorts cortos rojos y una
franelilla muy muy livianita. Después de una media hora de lo de siempre
le dije que moría de calor, él respondió que también tenía mucho. Así
que le ofrecí que se podía quitar la franela para estar más comodo, que
no había nada malo ya que nos conocíamos de ace algun tiempo y que mi
mamá no iba a llegar en unas cuantas horas.
Aparentemente mi propuesta lo dejo pensativo, pero se nego debido a
que no era buena idea. Yo le insistí y para que se sintiera más comodo
le dije que yo también me quitaria la mia, pocos segundos después ya no
la tenía puesta. Y para darle un poco de privacidad fui a la cocina a
buscar un poco de té para aliviar la sed. Cuando volví el seguía con la
camisa, y empece a hacerle bromas, que si era que le daba pena que un
niñito como yo lo viera.
Mi presa pico el anzuelo, y se quito la camisa. Estaba delgado, pero
ligeramente marcado, ¿si entienden? un flaco bonito pues. me sente para
disimular la erección que se estaba produciendo en mi pantalon, pero
tenerlo tan cerca me dificultaba mucho concentrarme en aquellos
ejercicios matematicos. Le pedí que me explicara más despacio y cuando
lo tuve más cerca puse una mano sobre su muslo y giré la cara para
quedar a escazos cms de la suya.
Evidementemente se sorprendió y trato de alejarse un poco pero esta
era mi oportunidad y no podia dejarla escapar. Así que me acerque más a
él y subi más mi mano hasta dejarla encima de su paquete. Él me miraba
como diciento ¿qué haces? y yo sonriendo le dije creo que es hora de un
descanso, quiero estudiar otra cosa y me lance a darle un piquito. Como
no recibí rechazo de su parte seguí con lo mio y empece a masajear su
paquete hasta que empezó a ganar volumen.
Estaba nervioso porque pensaba que mi mamá podía llegar en cualquier
momento, pero yo lo tranquilice asegurandole que no vendría hasta la
noche y baje sus pantalones hasta las rodillas para poder apreciar su
miembro, debía estar cercano a los 17cms y de un grosor aceptable, no
muy grueso ni muy delgado. Lo más impresionante era su cabecita
rosadita. Después de verlo por unos segundos me lo lleve a la boca y
empece a darle la mamada de su vida, notaba como se iba relajando cada
vez más. Y yo tragaba su pedazo de carne entero y jugaba con sus bolas,
que no tenían ni un pelito, se notaba que David era muy aseado.
Así estuve un rato y le pregunte que si queria cogerme. Él se nego,
por los nervios, así que seguí con lo mio. Mamar desesperadamente hasta
que sentí los chorros de su leche caliente dentro de mi boca, trague lo
que pude. Y luego le sonreí.
El simplemente se subio los pantalones y se volvió a colocar la camisa y se arreglaba para seguir dandome clases.
Este no fue nuestro último encuentro así que espero que esten pendientes a que continue con esta historia, suyo Dayan.
lunes, 6 de julio de 2015
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MorboVenezolano: Con mi preparador institucional
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